La biblioteca

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Por: Jac Andino

Hoy abrí, por aburrimiento, el libro de JD Sallinger. Mientras lo hojeaba cayó un papel  doblado, amarillo y algo arrugado.  Me encontraba sola en esa aula de la biblioteca, así que me apresuré a desdoblarlo. Tenía unas letras casi intangibles en donde citaba unos versos de Shakespeare y al final mencionaba otra obra literaria. Tal acontecimiento me causó gran curiosidad que fui en busca del libro mencionado. Cuando lo abrí me encontré otro papel igual con otros versos de otro autor. Así pasé la tarde jugando a las escondidas con una persona invisible. ¿Para quién eran esas cartas? No encontré respuesta.

Los días siguientes me adentré a una misión secreta que solamente yo conocía. García Lorca, Bécquer, Neruda, Corretjer, Darío  eran algunos de los poetas utilizados para dibujar un llamado de atención, sin embargo,  aun no encontraba para quién. Creció la ilusión de conocer el verdadero significado de aquel juego. La biblioteca de la escuela era espaciosa con miles de libros y sabía que la misión apenas comenzaba. Cervantes, Poe, Kafka, Bocaccio, Dickens, Austen eran algunos de los autores que salvaguardaban los papeles en deterioro. Yo con esmero los fui recolectando hasta tener más de una decena con versos sueltos y ningún remitente.

Comencé a imaginar a la persona en cuestión. De seguro era un varón y enamorado porque aquellas letras eran deforme y sin duda denotaban pasión. Tenía que ser entrado en edad por el descolorido del papel. Me imaginaba con ilusiones ser la doncella reciproca de tal regalo. ¿Qué habría pasado con la persona destinada a eso?

Pasé meses de búsqueda hasta que abriendo el libro del Principito encontré una nota. No era igual a las demás porque no contenía versos, sí, la misma letra. Esta vez citaba un lugar especifico de la ciudad. Observé el papel durante toda la noche. ¿Iba o no iba?. A lo mejor allí contestaría todas mis dudas o tal vez acabaría la ilusión que yo había creado. Decidí ir sin importar las consecuencias. Necesitaba conocer a esa persona desconocida. Fui con cada una de las hojas. Mas mis preguntas no fueron contestadas. No encontré al dueño lector. Esto no me desanimó, porque esta vez fui yo la que comencé a dejar papeles con la esperanza que alguien los encontrara.

*Publicado en la antología «Tema libre» de la página Palabras en Flor (España)

Cr. de la foto: radio1040am.com/bancoimagenes/2256

©2016
 

TENGO QUE OLVIDARTE

Por: Musa entre dos

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Tengo que aprender a olvidarte…
A borrarte de mi pensamiento,
sacarte de mi cabeza,
Y de una vez y por todas
reconocer que ya no estás.

Quisiera poder olvidarte…
Hacerte desaparecer de mí.
Y así olvidar para siempre la incontrolable manía de guardarte en mi memoria,
de acordarme de ti.

Tengo que aprender a olvidarte…
Pero tu recuerdo se ha roto en mil pedazos, cada uno esparciéndose como fuego, quemándome por dentro, devorando cada espacio de mi angustiado corazón.

Tengo que aprender a olvidarte…
Paradójico dilema de quererte y olvidarte. Así se me esfuman los días en esta involuntaria acción de recordarte.
Y me hundo agonizando, como barco a la deriva, naufragando en alta mar.

Copyright © 2016 Musa Entre Dos. All Rights Reserved.

Cr. foto: creadess.org/images/2016/MARZO/7_se%C3%B1ales_de_madurez_emocional-1.jpg

Confesión

Por: Jac Andino

Hola, soy yo. La que te mira a escondida.

Hola, soy yo. La que se alegra por verte llegar y te da los buenos días.

Hola, soy yo.  La que te lleva en el pensamiento.

Hola, soy yo.  La que sueña contigo.

Hola, soy yo. La que desea verte en todo momento.

Hola, soy yo. La que te recita dulces palabras.

Hola, soy yo. La que se pone tímida y escribe esta confesión.

©2016

Injusto

Por: Jac Andino

Es tan injusto que regales sonrisas.

Es tan injusto que regales miradas.

Es tan injusto que regales un buenos días.

Es tan injusto que regales la estela de tu aroma.

Es tan injusto que regales tu simpatía.

Es tan injusto que regales tus afectos.

Es tan injusto que regales tus deseos.

Es tan injusto, que seas tú de quien lo espero.

©2016

Casi, casi

Por: Jac Andino

Casi, casi caen las lágrimas.

Casi, casi la emoción delata.

Casi, casi la mente traiciona.

Casi, casi se desnuda el alma.

Casi, casi sucumbe a las ganas.

Casi, casi… mas, resiste al feroz hundimiento de la destrucción.

©2016